El otro relato que se lee es que
se montó en una lancha y viajo a Aruba desde Falcón, un relato creíble tomando
en cuenta que ha sido la ruta de varios de lo que se han fugado del país en
distintos momentos como Carlos Ortega y también
ha sido ruta de inmigrantes para escapar del país, también a esto se le agrego la versión de que escapo en una lancha por el
golfo de Venezuela y perdió su brújula y quedo a la deriva en el mar en
tormenta y fue rescatada por un mercenario estadounidense mientras los F18
sobrevolaban cerca de del territorio
venezolano como distracción, no voy a decir si es real o no, parece de película, sin embargo por
experiencia sé que la realidad es mucha impresionante que cualquier ficción.
Pero aquí no quiero hablar sobre
eso, algún día la Líder contara como fue esta decisión histórica y la travesía
que vivió que sin duda supera cualquier idea que podamos tener.
Lo cierto es que este artículo es
para hablar de la aventura que vivimos los venezolanos que no fuimos a Oslo y
la de aquellos que fueron, pero cuya única fuente de información es lo que se
lee en los medios y redes, además estamos ajenos a los círculos cercanos a la líder
que tenían mayor información.
Para nosotros el premio fue una
sorpresa y a su vez una gran alegría, fue que el mundo reconociera que las
cosas en Venezuela son como lo cuentan las víctimas y no como las cuentan los periodistas
de muchas partes así como los políticos ideológicamente
alineados y cómplices de Nicolás como Petro o Lula que siempre ha querido suavizar la situación reduciéndolo
a una incongruencia electoral o a un simple crisis económica, que se
soluciona quitando las sanciones individuales(las sanciones EEUU bloquean cuentas personales) que según
el relato del régimen son la causa de
una crisis que comenzó más de diez años
antes de esas sanciones.
Después de esa alegría mundial que
tuvimos, vino el miedo, el miedo a que arrestaran a la líder en cualquier
momento, a que arremetieran contra la población de forma más violenta que como
lo vienen haciendo, tanto que las amenazas sobre perseguidos políticos que se
encuentran en el exilio se hicieron latentes. A ese miedo colectivo que nos embargó
a todos los que están dentro y los que estamos fuera, vino la cuenta regresiva
para el día de la entrega del premio, cuando valientes Presidentes que se
alinean con la lucha democrática anunciaron que acompañarían a María Corina en
Oslo.
Esta cuenta regresiva, trajo
especulaciones, ansiedad, más miedo, esperanza un sinfín de emociones difíciles
de expresar pero que salieron a flote en la marcha de las luces que se realizó
en todo el mundo el seis de diciembre.
A alguno nos costó dormir por temor
a que a una mala noticia nos descubriera en la mañana, otros no dejaban de
expresar por las redes sus temores y creencias, otros lloraban sin saber porque
cada día y cuando nos reuníamos en grupo desbordaba la emoción hablando del
significado y la esperanza que marcaban este premio, recordando a Mandela y la
libertad de Sudáfrica entre otros.
Las últimas horas, la
incertidumbre nos comía, cada 5 min desde Oslo se veían noticias por los
diferentes canales que transmitían, unos decían que si llegaba, otros que no
llegaba, otros que tal vez llegaba , la emoción de querer verla libre se combinaban
con el miedo de que esa libertad significara que la lucha interna terminaba y se vendría
alguna especie de lucha fuera como la que viene desarrollando el presidente Edmundo
y que con eso volviera la tristeza que vimos cuando anunciaron que Edmundo había
salido del país y de aquel diez de enero cuando no pudo ir a juramentarse, el
miedo a que eso trajera consigo apatía entre quienes quedan en Venezuela sin
esperanza de ser libres. Pero cuando al
final en horas de la noche, ya la madruga en Oslo apareció en el balcón del
hotel, y salió a saludar a la gente viajo para verla, estoy seguro que las lágrimas
de cada uno de los nueve millones de Venezolanos que estamos fuera y de
los quince millones que están dentro no
se detuvieron en ese momento fue como escalar el Everest, ganar maratón de Boston, tumbar el muro de Berlín,
o atravesar el canal de la mancha
nadando, sencillamente épico, toda le esperanza que tiene cada venezolano en
ser libre, se vio representada en ese balcón, incluso para quienes ideológicamente
no estamos cerca del pensamiento político que tiene definido la Nobel de la
paz, pero que nos une el mismo deseo de ver la nación libre, deseo por el que muchos venimos luchando desde el año 2000 y
que ahora lo vemos más cerca.
Esta es a mi juicio nuestra
epopeya la que llevo a cada uno de Nosotros a Decir el Nobel es Nuestro, la que
nos llevó a mostrar los rostros de los más de ochocientos presos políticos que
aun aguardan el grito de libertad en las mazmorras como Rolan Carreño, Biaggio Pilieri, Maria Oropeza , que nos hizo recordar el sacrificio de los
fallecidos en manos del régimen como el más
reciente Alfredo Díaz que murió en
custodia del régimen o el Neomar Lander asesinado
en una marcha en Caracas o el Evangelina
Carrizo asesinada en Cabimas mientras
protestaba pidiendo respeto por las firmas para convocar el referéndum
revocatorio y una larga lista de nombres que algún día ocuparan en nuestro país
un monumento para recordar su sueño de libertad
Para cerrar solo tengo que agradecer
a todos los que han hecho Posible esta lucha épica, a la plataforma por
mantenerse sólida en la idea de recuperar la democracia a pesar de las
traiciones, a María Corina y Edmundo por encarar la Lucha en nombre de los venezolanos
y a todos y cada uno de los conciudadanos que han aportado con su voto, su
resistencia y su trabajo un granito de arena a la libertad de Venezuela.
Nos vemos en Democracia
Por una Venezuela libre y de los venezolanos
Danny Ramírez
Sec General de AD en Argentina